Lo que puede medirse puede manejarse
PETER DRUCKER, teórico en materia de Gestión Empresarial
Vilfredo Pareto fue un controvertido economista que vivió entre los años 1848 y 1923, Ingeniero de profesión realizó importantes contribuciones en el mundo de la economía y la sociología. En su obra fundamental Cours d'economie politique, aparece una "ley" de distribución de ingresos, poco estudiada por entonces , que más tarde llevaría su nombre: la "ley de pareto" ó "distribución de pareto", en la última decada también conocida como la ley del 80/20. Esta fórmula la utilizó para demostrar una distribución extremadamente desequilibrada pero predecible de la riqueza en la sociedad por aquél entonces (y muy actual todavía) -el 80% de la riqueza y los ingresos los producían y estaban en manos del 20% de la población-.
De esta manera el principio de pareto puede resumirse así: el 80% de las consecuencias se deriva del 20% de las causas. Esta fórmula fue observada, tanto por Pareto como por otras personas, en diferentes aspectos de la vida:
- Relaciones, el 20% de la gente que conoces (amigos, familia) te aporta el 80% de tu satisfacción personal
- Negocios, el 80% de los ingresos provienen del 20% de los clientes
- Bolsa, el 80% del total de ganancias obtenidas en la bolsa va a parar al 20% de los inversores y tienen su origen en el 20% de los valores de una cartera individual
- Productividad, el 80% de la producción proviene del 20% de los insumos
- Jardinería, el 80% de los guisantes del jardín de pareto salían del 20% de las vainas que había plantado.
La idea de escribir este "post" surgió mientras leía "The four hour week" de Tim Ferris , así que voy a terminar transcribiendo algunas de sus conclusiones:
Párate a pensar y recuerda esto: la mayoría de las cosas que hacemos no cambian nada
Mantenerse ocupado es una forma de pereza: pensamiento perezoso y acciones indiscriminadas.
Sentirse abrumado suele ser tan improductivo como no hacer nada, y es mucho más desagradable. Ser selectivo -hacer menos- es el camino hacia la productividad. Céntrate en lo poco importante e ignora el resto.
Es fácil dejarse arrastrar por un aluvión de nimiedades; la clave para no agobiarse es tener siempre presenta que carecer de tiempo es carecer de prioridades.